Una forma efectiva de brindar una buena
atención y poder concretar una venta, es conociendo de antemano el tipo o clase
de cliente con el que estamos tratando.
Sea
cual sea el negocio o público que tengamos, por lo general, todo cliente puede
ser clasificado básicamente en 4 tipos o clases según su comportamiento en el
momento de compra.
Veamos a continuación cuáles son
estos 4 tipos de clientes, y cómo debemos tratar a cada uno de ellos:
El Cliente Difícil
El
cliente difícil es el cliente exigente, es el cliente que siempre está
quejándose de todo, que siempre encuentra un defecto hasta en el más mínimo
detalle, que nunca queda satisfecho, que cree tener siempre la razón, que no le
gusta que lo contradiga, y que puede hasta llegar a ponerse prepotente y
agresivo.
Debemos mostrar un genuino interés por él, escuchando atentamente sus quejas y resolviéndolas lo más pronto posible, aceptando elegantemente sus críticas, dándole la razón aunque en realidad no la tenga, satisfaciendo en lo posible sus reclamos, etc.
Una forma efectiva de lidiar con este tipo de cliente, es ofreciéndole un excelente servicio al cliente, de tal manera que sobrepase lo que él esperaba de nosotros.
El Cliente Amigable
El cliente amigable es el cliente
amable, simpático, cortes, es el cliente que todo negocio siempre quiere tener,
aunque en ocasiones puede llegar a ser muy hablador, haciéndonos perder tiempo.
Para tratar con este tipo de cliente, debemos ser amables y amigables con él, aunque siempre procurando mantener cierta distancia, es decir, no darle demasiada confianza.
Para tratar con este tipo de cliente, debemos ser amables y amigables con él, aunque siempre procurando mantener cierta distancia, es decir, no darle demasiada confianza.
Debemos
procurar seguirlo en su conversación y en sus bromas, pero interrumpirlo
cortésmente cuando la conversación se haya prolongado demasiado.
El cliente tímido es el cliente
introvertido, callado, en la mayoría de los casos, inseguro e indeciso.
Este
tipo de cliente suele tener problemas para decidir su compra, por lo que
debemos procurar darle tiempo para que elija el producto indicado, sin
interrumpirlo o presionarlo. O, en todo caso, ofrecerle productos concretos y
pocas alternativas, de tal manera que se facilite su decisión.
Este tipo de cliente, por lo general,
suele ser fácil de convencer, pero si le llegamos a vender un producto que no
lo satisface, puede que lo llegue a comprar, pero lo más probable es que no
vuelva a visitarnos más. Por lo que debemos tener cuidado siempre de venderle
aquello que realmente estaba buscando, y procurar asegurarnos de que haya
quedado satisfecho. Nunca aprovecharnos de él.
El Cliente Impaciente
El
cliente impaciente es el cliente que siempre tiene prisa, es el cliente que
quiere entrar al negocio, comprar y salir lo más pronto posible.
Este tipo de cliente exige una
atención rápida, sin importar que hayan otros clientes que hayan llegando antes
que él, y, por lo general, se ponte tenso cuando lo hacen esperar. Por lo que cuando tratamos con este
tipo de cliente, debemos hacerle saber que hemos comprendido que tiene prisa, y
procurar atenderlo o venderle lo más pronto posible.
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